Tú, que no vales una talla de pantalón.

No te subas encima de la máquina que mide el peso de tus obsesiones. Eres perfecta tal y como eres, porque lo que es bello en esencia, se multiplica en la superficie.

Los 10 Kg que te has propuesto perder puedes convertirlos en las 10 reflexiones que deberías hacer antes de decidir perderlos. Busca 10 buenos motivos para empezar a adelgazar en identidad. Pregúntate por qué y para quién quieres transformarte. Y que valga la pena ese esfuerzo.

No, el mundo no se ha vuelto loco del todo. Hay quienes aún sienten repugnancia ante las modelos que anuncian grandes marcas de ropa, quien denuncia la enfermedad subida en una pasarela y quien se da cuenta de que las maniquíes de las tiendas son tan extremadamente delgadas que entrarían en cualquier sitio… menos en la normalidad.

Mírate bien. Que se te marquen las costillas al levantar los brazos no te va a hacer más bonita, sino más insana. ¿Estás satisfecha porque tus muslos van dibujando una curva en la que separarse y no rozarse entre sí al andar? Ojo, cuidado. ¿Cuántas veces has intentado desechar tus complejos a tirada de cadena? ¿Cuántos de ellos has conseguido que desaparezcan?

A medida que adelgaces aumentará tu distorsión de la realidad y nacerán en ti delirios y paranoias susceptibles de tratamiento. No te subas al tiovivo experto en bucles. Que tu cuerpo sano no acabe enfermando tu mente y, en consecuencia, tu envoltorio. Que el contorno de tus huesos no pueda percibirse ni sirva de ejemplo para clases de anatomía. Aún estás viva, y aún puedes tomar conciencia de la realidad de las cosas.

Relativiza. Y es que en el momento en el que adelgazar sea el eje principal que mueve el resto de cosas que haces, empezarás a ser aquél ejemplo, aquel paso que explican en las clases de Psicología por el que las anoréxicas o bulímicas siempre acaban pasando. ¿Quieres ser este tipo de ejemplo?

Haz deporte, activa tu cuerpo y aprovecha tus sentidos. Saborea la vida. No te anticipes y quieras probar los peores sabores de ella. No quieras envejecer tus sentidos y sentir su acidez y amargura. Tómate la vida con calma. Tienes mucho tiempo por delante para ir modificando tu envoltorio según las circunstancias, pero ojo, intenta que los objetivos que se proponga tu cabeza encajen dentro de la normalidad.

Si estás sana, eres perfecta. Si adelgazas tus complejos, en realidad los estarás alimentando. Y no quieres eso, ¿verdad? No hay mayor belleza que la seguridad de una persona en sí misma, así que comienza a hacer ejercicios para estimular tu autoestima y para quererte, cada día, un poco más.

Y es que, quizás, querer adelgazar esos primeros 10 Kg sean el principio de tu desaparición. ¡Cuidado! No limites tu felicidad. No seas la culpable de tu progresivo deterioro. No te permitas el lujo de dejar de ser tú.

Aún hay muchas personas que merecen conocer la mejor de tus versiones. Y, ésta, es aquella en la que tu sonrisa no desaparece al sentarse y notar unos cuantos pliegues en su tripa.

Acompáñate hacia la felicidad, porque te la mereces.



Noemí Carnicero Sans.

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