Juan José Sáez Cascales / 23 años / Lleida / Estudiante
Motivación para escribir en «Tengo algo que contar»:
Básicamente, mi motivación principal es difundir de mi mensaje, pues tiene que ver con las decisiones y, concretamente, trata sobre mi historia y sobre cómo enmendar las decisiones erróneas, todo ello enfocado al ámbito profesional.
Alguien dijo una vez que las grandes decisiones suelen tener más que ver con los instintos y otros misteriosos factores inconscientes que con la voluntad consciente y el sentido de la razonabilidad. Mi historia trata de eso mismo: de las decisiones.
De aquellas que se toman indeliberadamente y, en particular, de aquellas cruciales en la vida que marcan un antes y un después. Aquellas que, tras ser deliberadas y asumidas, suponen un giro de 180 grados en tu vida.
Mi nombre es Juan José, y hasta el día 2 de julio de este mismo año, era un proyecto de jurista/aspirante a juez.
Ese día, muy a mi pesar, decidí dejar mi carrera.
No soy el primero al que le pasa algo así, ni mucho menos seré el último pues, inevitablemente, todo sucede muy rápido a la hora de escoger tu futuro: apenas tienes 18 años cuando te encuentras sometido a la presión de decidir qué quieres hacer con tu vida. Eso, lamentablemente, da lugar a que muchos (me incluyo) nos movamos por inercia, decidamos ‘a ciegas’ qué rumbo va a tomar el camino de nuestra vida y, por miedo al fracaso, acabemos eligiendo aquello más cercano a nuestra zona de confort, esto es, aquello que nos resulta más cómodo.
Yo mismo me equivoqué.
Decidí estudiar derecho, pues siempre ha sido una carrera que me ha llamado la atención por el alto nivel de conocimientos que te aporta sobre la vida en general y por el gran abanico de posibilidades que brinda una vez acabas tus estudios.
Creí que con mi elección me aseguraba un futuro y que, por ello, hacía lo correcto. Sin embargo, por aquél entonces mi corazón ya me estaba pidiendo a gritos que girara el timón rumbo a la moda, ámbito que tanto me ha gustado siempre. No obstante, no quise escucharlo y, ya se sabe: cuando actúas sin escuchar al corazón, te sucede lo que a mí, quien tras 4 años intentando tirar la carrera adelante, con sus más y sus menos, no ha podido más.
El último año ha sido caótico, y he comprendido que mi vida debía dar sí o sí un giro bastante drástico para amoldarse a mis sueños, aspiraciones y expectativas (que apuntaban firmemente y desde ya hacía tiempo al mundo de la moda).
Antes de conocer los resultados finales del curso, sin embargo, mi intención era acabar el grado, ya que por un año más no me iba a morir. Realmente creía que podía y quería hacerlo, por mí, para tener algo asegurado el temido ‘día de mañana’.
El caso es que mi situación, vista tanto desde el plano académico como del emocional, no me lo permitió. Con todo, tenía un total de 5 asignaturas suspendidas, por lo que no llegaba a los 150 ECTS mínimos para poder optar a hacer el trabajo de final de grado y (creo) el practicum.
Precisamente por ello, el hecho de acabar la carrera implicaba aguantar 2 años más (con su consecuencia económica, que va en auge por lo que estamos viendo), cosa que, habida cuenta de las circunstancias, siendo lo más ajustado a la realidad posible, no vi factible; es más, di por sentado que acabaría destruyéndome por completo. De hecho, podría resumir mi experiencia (estrictamente académica) en la facultad de derecho con una sola palabra: FRUSTRANTE.
No descubro nada nuevo remarcando el hecho de que en esta carrera la relación esfuerzo-resultado, en ocasiones, no es del todo lícita. En mi caso, estas ocasiones han sido la mayoría, y esto ha podido conmigo. He llegado incluso a sentirme un fracasado en varias ocasiones y derramar cuantas lágrimas haya derramado por ello. Perdí hasta la última pizca de motivación que tenía antes de descubrir lo que me estaba pasando, así que dije basta. No me vi ni me sentí capaz de aguantar 2 años más así.
Quise, por fin, dejar atrás las desilusiones y los llantos y poder sentirme realizado, estar motivado de nuevo y amar lo que hago, y volver a ver en mí el chico de excelentes que siempre he sido. Mi objetivo, por tanto, no es dejar de estudiar. De hecho, voy a cursar otra carrera: diseño y comunicación de moda, en Madrid, pues (ahora sí) tengo clarísimo que mi futuro está en el mundo de la moda y voy a por todas.
Por fortuna, yo soy de los que cree que más vale una retirada a tiempo que una derrota y, aunque tarde (más vale tarde que nunca, también), por fin he decidido.
Se podría decir que el pasado mes de julio analicé mi caso, deliberé, juzgué e hice ejecutar lo juzgado, pero esta vez siendo yo mismo la parte activa del proceso, el proceso de mi vida. Ahora, aunque no tenga certeza de lo que me depara, lo veo todo más claro, y eso me empuja a seguir hacia adelante.
Y es que, como bien dijo el novelista, dramaturgo y letrista brasileño Paulo Coelho, uno jamás debe dejar que las dudas paralicen sus acciones, sino que debe tomar siempre todas las decisiones que necesite tomar, incluso sin tener la seguridad o certeza de que está decidiendo correctamente.
Por ello, este loco entusiasta cargado de ilusiones espera que su palabra pueda animar a todos aquellos que crean que están en el lugar equivocado a que hagan un alto en el camino y reflexionen sobre su futuro haciéndose dos simples preguntas:
¿Por qué hago esto?
¿Qué espero conseguir con ello?
No tener respuesta os dará la respuesta que necesitáis. Nunca penséis en lo que vayan a opinar los demás, ni tampoco escuchéis al primer majadero que os diga que por no acabar una carrera estáis errando, pues es vuestro error, y sois vosotros y sólo vosotros los que debéis decidir para ser felices.
Me parece muy acertada tu elección. Está claro que cuando nos metemos en una carrera con 18 años apenas tenemos idea de lo que suponen esos contenidos y los trabajos que podremos ejercer con ella. Lo más importante, se termino o no la carrera de inicio, es que descubramos en el camino qué queremos realmente hacer, que nos llenará en la vida, dónde nos vemos felices en un futuro y actuar en consecuencia con rapidez. En mi caso, he estudiado la carrera la música en la ESMUC y la he terminado, pero además de la música siempre me han apasionado las ciencias de la salud, así que me he dicho que ahora era mi momento, y he decidido estudiar enfermería los próximos 4 años. Mi aspiración era poder aprender de éstas dos carreras, y finalmente estoy en mi máxima satisfacción de poder hacerlo todo. No sé si en el futuro seré músico o enfermera, pero sé que en cualquiera de los casos seré feliz haciendo lo que hago.
=) Mucha suerte!!!
Muchas gracias por los ánimos, Marta!!! Me alegro de que hayas logrado cumplir tu aspiración y que en breves puedas gritar a los 4 vientos que eres música y enfermera y, sobre todo, me alegro de que tengas claro que, ejerzas la profesión que ejerzas, vas a ser feliz. Un gran logro el tuyo, amiga! Un fuerte abrazo y gracias por comentar 🙂
Si señor!! Ojalá todo el mundo tuviese tu coraje y tus ganas de vivir, y no de "sobrevivir". Pronto vas a ver los frutos de disfrutar lo que estás haciendo… Muchisimos Exitos!!!