El día en que te encuentre me dará miedo que te conviertas en el espejo en el que nunca me he querido mirar. Reflejaré en ti todas mis flaquezas y debilidades y, al verte, seré consciente de la fragilidad de la que hasta ahora he querido esconderme.
El día en que te encuentre temblarán los cimientos en los que me sustento y, sobre todo, el futuro que soñaba sin ti. Porque el día en que te encuentre, descubriré también una nueva versión de lo que he sido hasta ahora.
La mía a tu lado.
Y entonces, se evaporarán todos los “yo nunca” que habían viajado conmigo, se ventilarán las seguridades en las arraigaban mis miedos y se agrietarán los escudos que construí a base de malas experiencias. Y no sólo tendré que despedirme de parte de lo que fui, sino de parte de lo que siempre quise ser. Porque el día en que te encuentre, se colarán los motivos que hasta entonces usé, entre los dedos de mis manos. Todas aquellas razones con las que era capaz de argumentar que ese día nunca llegaría porque sencillamente, alguien como tú, nunca iba a aparecer.
Y llegarás tú, pondrás mi vida del revés, mis certezas en duda y mis lágrimas al Sol. Y aunque secarás todas mis penas, despertarás mis sonrisas y te adueñarás de mi parte más insana, comenzaré a odiarte cuanto más te quiera y, por supuesto, empezaré a quererte cuanto más te odie.
Y le llevarás la contraria a todas mis conclusiones, cuestionarás todas mis formas de defenderme y, por supuesto, me sumirás en una guerra emocional que terminarás ganando. Aparecerás en mi vida matriculándome en una nueva enseñanza obligatoria: tú. Y no me dejarás comenzar la primera lección hasta que no haya superado la prueba de acceso. Aquella en la que se apruebe sin haber estudiado. En la que las chuletas se dejen en casa, justo al ladito de los miedos y ante la que me siente no con conceptos repitiéndose en mi mente, sino con convicciones sentidas en el corazón.
Y será entonces cuando lo arriesgue todo en ese primer paso, cuando decidas darme la mano para que me muestre tal y como soy. Será entonces cuando la única forma de avanzar, sea tirándome al vacío. Aquel que siempre termine en tus brazos. El que, cuanto más me empeñe en rehuir, más consiga atraerme.
Por eso, y porque será muy difícil luchar contra mí, he decidido comenzar a prepararme para ese momento. He decidido aprender a rendirme no ante mí, sino ante alguien. A desnudar mis complejos, a poner a dieta mi egoísmo, a alimentar mi confianza, a soportar los vértigos y, sobre todo, a mantener la esperanza.
La de que aparezcas.
La de que exista el día en que te encuentre.
Porque aunque comience a odiarte en el mismo instante en el que te quiera, te odiaré cuando te vayas porque te habré querido, incluso, mucho antes de que llegaras.
Noemí Carnicero Sans.
Impresionante Noe!! Enhorabuena!!!
Totalmente acuerdo, IMPRESIONANTE.
Cada articulo te expresas mejor… ufff sin palabras
Bravo
precioso…
Me encanta!
Me ha encantado a mi también! Gracias!