• Una copa de vino. La misma que roza los labios que, hace unos minutos, humedeciste tú con tus últimos besos.

    Por eso, odio las despedidas.

    Porque no es sólo tu presencia, sino lo que consigues hacer con ella. No es sólo por tu materia, sino porque conviertes en real todo tu potencial. Porque consigues que mi sano juicio conozca la bipolaridad que siempre acusó de insana. Porque pones de patas arriba mi mundo y me conviertes en la persona más feliz de él. Por eso, odio las despedidas.

    SIGUE LEYENDO
  • He decidido que voy a susurrarte sensaciones, no palabras. He decidido que voy a devolverte lo que me haces sentir. Que hoy, en este momento,

    SIGUE LEYENDO
  •  

    El punto más álgido del optimismo. ¿Qué es lo que hace que una persona que ha perdido a su hijo siga adelante? ¿O que la chica que
    SIGUE LEYENDO